El diseño del apartamento Avinyo 38, es fruto de la colaboración de la diseñadora de interiores, Nella Kasurinen y la arquitecta Nuria Heras de nu-he Studio, que diseñaron el apartamento para una familia que crece rápido.

Ubicado  a solo 5 minutos de la Basílica de Santa María del Mar, Avinyo 38 es un proyecto que reconcilia lo antiguo con lo nuevo. Situado en el Barrio Gótico, una de las zonas más antiguas de la ciudad de Barcelona se caracteriza por sus pequeñas calles que se abren a plazas y sus edificios de 5 o 6 pisos de altura.

En el último piso de un edificio residencial de 6 plantas, el diseño original de la vivienda era caótico y obsoleto, impidiendo apreciar la calidad de los espacios y reduciendo la luz que llegaba al interior de la vivienda. Los forjados típicos catalanes con vigas de madera expuestas, los techos altos y los grandes ventanales adornan el apartamento dotándolo de una morfología única que se intenta potenciar en la intervención.

La propuesta refleja la simplicidad de un diseño finlandés mezclándose con la tradicionalidad de la construcción catalana. Nella Kasurinen y Nuria Heras trabajaron juntas desde el inicio del proyecto para crear un concepto de diseño sólido que mantiene los detalles originales y los combina con la una decoración interior minimalista.

El proyecto comienza con una profunda consolidación estructural, donde se reafirmó la estabilidad funcional del edificio, seguido de la eliminación de algunos de los tabiques divisorios con tal de conseguir que las áreas públicas fueran espacios diáfanos y la luz entrase libremente. El objetivo era crear un espacio limpio y lleno de luz donde los acentos de diseño vinieran de detalles específicos de la familia y determinadas piezas de mobiliario.

En el techo la bóvedas se enyesaron en blanco puro y a las vigas se les aplicó un barniz oscuro para mantener su aspecto original, la misma estrategia utilizada con la madera de las ventanas y los montantes de madera. El pavimento se rehízo completamente agregando una capa de compresión de hormigón que sirvió para nivel y homogeneizar el nivel del pavimento. Con la intención de ser sinceros con la utilización de acabados interiores, la madera original de los suelos, se cambió por un material más práctico, una baldosa cerámica gris de formato alargado. En algunas áreas específicas de la vivienda, las baldosas hidráulicas originarias del apartamento se mantuvieron a modo de guiño al diseño original pero de nuevo cambiando el patrón para diferenciarlo del original (a modo de alfombra o giradas 45°). En el baño, por ejemplo, se refuerza el área de la repisa de la ducha al combinarse la baldosa hidráulica con un acabado en mármol blanco para suelo y paredes que aporta sofisticación al espacio.

Como la mayoría de las paredes se dejaron en blanco nieve, la calidez y acentuación de los espacios vienen en la elección de los muebles, como con el sofá de color verde pálido, y con las telas utilizadas en cojines con estampados y patrones provenientes de los viajes realizados por los propietarios. Las cortinas grises y las alfombras en color ocre crean una atmosfera limpia y actual junto con el resto de elementos decorativos (espejos circulares, marcos de viaje).

Finalmente, una de las decisiones de diseño que ayudan a enfatizar más la integración de lo histórico y lo moderno es la elección de muebles y más concretamente la mezcla de materiales cálidos y fríos, por ejemplo, mesas con encimeras de madera y patas de acero, macetas cerámicas con patas de madera o cómodos sofás con patas metálicas.

Las luminarias se eligieron específicamente para cada uno de las habitaciones y en cada una de ellas tienen una intención diferente. Luminaria colgante sobre mesas y mostradores, downlights en cocinas y baños y luminarias orientables en las áreas multifuncionales.